
Zudaire. Colegio San Miguel Excelsis (Antiguas "Colonias").
Hermoso edificio, cuyo perfil se recorta sobre las boscosas
laderas de la sierra de Limitaciones, construido por
el arquitecto Víctor Eusa en 1934.
Día del Valle de Améscoa, 2007.
¿Historia o Intrahistoria del Valle en términos
unamunianos?.
(Foto de Jesús Díaz).
1) UNAMUNO, HISTORIA E INTRAHISTORIA.
Diferencia Unamuno entre los conceptos de Historia e Intrahistoria, y utiliza para su comprensión una metáfora esclarecedora, el mar.
La Historia sería el oleaje tumultuoso, su aspecto superficial y visible exteriormente, aparatoso y espectacular. La Historia sería el conjunto de hechos más destacados y sobresalientes del acontecer humano, las efemérides y acontecimientos más relevantes que acaecen en la evolución humana.
La Intrahistoria sería la inmensidad de las aguas profundas y tranquilas del océano, esto es el conjunto de hechos históricos aparentemente irrelevantes, repetitivos, pero que en su conjunto pueden ser determinantes en el devenir humano. La Historia se compondría de un número limitado de hitos brillantes, descollantes, frente a la Intrahistoria que se compondría de una infinidad de hechos supuestamente vulgares, prosaicos, corrientes, aparentemente prescindibles. No obstante con frecuencia puede conocerse mejor y de forma más fiel la historia de un pueblo a través de su Intrahistoria que de su Historia oficial.
2) GUERRA A CAÑONAZOS Y ESGRIMA DE FLORETE.
Una expresión sugerente e ingeniosa es esa de:”Mantenían entre ellos una guerra no a cañonazos, sino de fina esgrima de florete”.
En las discusiones personales tendemos unas veces a avasallar al contrario de la forma que sea, especialmente cuando carecemos de argumentos de peso, y nos mostramos agresivos verbalmente, zafios, violentos, si pudiéramos arrasaríamos físicamente al adversario con nuestra mirada de odio y con la cólera incontrolada que nos invade. Sería la guerra a cañonazos, la guerra de artillería pesada, la razón de la fuerza, la torpeza.
Otras veces intentamos mostrarnos ante el contendiente razonables, educados, correctos, utilizando la lógica, la argumentación, intentando derrumbar sus posiciones desde la perspicacia, la agudeza y agilidad mental, desde la sagacidad y el ingenio. Sería la guerra de guerrillas, la guerra de fina esgrima de florete, el uso de la fuerza de la razón, la inteligencia.
2) TEORIA DEL UMBRAL.
Esta teoría, que en principio se refiere al progreso técnico, significa que una vez se ha alcanzado un nuevo nivel que parecía inaccesible, inalcanzable, al menos a corto plazo, una vez se consigue, es asimilado, absorbido, se lo da por supuesto, se esfuma su importancia, se difumina la ansiedad con que se pretendía su logro, desaparece la conciencia de felicidad que proporciona su disfrute, la perplejidad por haberlo alcanzado, se internaliza mentalmente como algo habitual y al final se olvida. Una vez traspasado el umbral, éste deja de ser un hito, un jalón y se mira con avidez al nuevo umbral fijado que será fagocitado igual que lo fue el anterior y de la misma manera que lo será el posterior.
Como decía Goethe el hombre no es un mero sucesor, es un heredero, parte de una base de conocimiento formada previamente a su existencia por sus antecesores. Por fortuna no tiene que iniciar su singladura desde el punto cero, sus alforjas vitales están henchidas de saber acumulado, y en ello se basa el progreso humano.
4) COSMOPOLITISMO.
Decía el filósofo estoico y emperador romano Marco Aurelio, “Mi ciudad y mi patria como Marco Aurelio es Roma, pero como hombre es el mundo” identificándose consecuentemente como una persona cosmopolita, esto es, ciudadano del cosmos, ciudadano del mundo.
Ya los primeros movimientos cosmopolitas occidentales se retrotraen al mundo grecolatino. Los filósofos cínicos (Diógenes, Crates) y los filósofos estoicos (los griegos Zenón de Citio, Epícteto y los romanos Cicerón, Séneca, Marco Aurelio) pertenecen a corrientes cosmopolitas. Diógenes “el perro” vive sin ciudad, sin polis, sin casa, sin patria, cual mendigo errante, vestido con un tonel, pero considera al resto de humanos como amigos con derechos similares. Los filósofos estoicos comparten conceptos cosmopolitas como “sentimiento de especie”, “empatía”, “derechos universales”, “derecho natural”, influyendo en el pensamiento posterior cristiano.
En el Cristianismo primitivo dos corrientes pugnan por imponerse, la que defiende un movimiento religioso autóctono, endogámico, como una escisión heterodoxa de la religión judaica limitada al pueblo de Israel, y la que pretende una religión abierta y con carácter universalista, dirigida también a los gentiles; será esta corriente la que triunfará, impulsada especialmente por San Pablo, convirtiéndose en una religión de alcance universal, dirigida a toda la Humanidad y por lo tanto cosmopolita. El cristianismo asimilará muchas ideas de la filosofía pagana estoica, pero rechazará el pensamiento epicúreo por creer que deriva en goce sensual, rechazará el pensamiento cínico por creerlo procaz y obsceno, y rechazará el pensamiento escéptico por considerarlo una herejía que conduce al ateísmo.
En época Moderna el Humanismo renacentista que rompe con el mundo teocéntrico medieval y retorna a las fuentes del mundo clásico grecolatino para superarlo y mejorarlo, y el movimiento Ilustrado del siglo XVIII son también corrientes cosmopolitas.
En el mundo Postmoderno las corrientes neoliberales partidarias a ultranza de la libertad, de la libre circulación de personas, capitales, etc. muestran también cierta impronta cosmopolita, aunque especialmente en el aspecto económico.
En la actualidad el surgimiento con fuerza de los nacionalismos con tendencia a la ruptura de los estados-nación parecen ir contra el movimiento cosmopolita, pues centran su interés en su propia realidad propugnando la escisión de la matriz estatal donde estaban integrados y la creación de su propio Estado.
Decía Hippolite Taine que la alucinación patológica se caracteriza porque lo visto por la persona que la padece no existe en la realidad, es decir se trata de una sensación subjetiva que no va precedida de una impresión en los sentidos, y la percepción consiste, según él, en una alucinación en la que lo visto coincide con lo real, esto es la sensación subjetiva y la impresión en los sentidos coincide.
6) FREUD Y LA REPRESION.
Para Sigmund Freud la represión es un proceso mental mediante el cual algunos contenidos psíquicos que nos disgustan son expulsados de nuestra conciencia, esto es, son reprimidos y alojados en los anaqueles de la subconsciencia. El problema es que recluidos en ese espacio del olvido se comportan como tumores malignos de carácter psíquico que hay que curar mediante la técnica del Psicoanálisis, mediante la conversación, la asociación de ideas, etc. de forma que afloren de nuevo desde el subconsciente a la conciencia consiguiendo de esa manera superarlos o integrarlos de forma racional en nuestra existencia.
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